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Ulyana Sergeenko

Ulyana Sergeenko tiene nombre de espía y de mujer fatal. Pero, en realidad, su profesión y cualidad es algo menos letal; Ulyana es algo así como la gran esperanza de la moda. Es una excéntrica –y esa sí que es una cualidad imprescindible para desempeñar su labor– rusa que vino del frío para establecer su propia firma de Alta Costura en París y hacer realidad todas las compras de las prendas que le hacen suspirar en las pasarelas europeas.

 

 

 

 

 

 

 

Ulyana Sergeenko vistiendo uno de sus diseñosAsí las cosas, es fácil darse cuenta de dónde irradia esa esperanza: Ulyana tiene dinero y se lo gasta en moda; en crearla y comprarla. Y eso es algo que no se puede decir de demasiadas personas en el mundo quienes, a pesar del estilo que predican, tienen que devolver los looks a las firmas de moda una vez han terminado los eventos para los que se los han prestado.


Ulyana es joven, guapa y muy rica y tiene un sentido estético muy particular que la hace destacar en las calles de París, su nueva residencia. Mantiene esa aura de zarina, de realeza ancestral y la combina con una querencia por las prendas vintage, de otros tiempos. Tiene, además, el don de mezclar esas dos vertientes de una manera tremendamente estética e hipnótica.

Ulyana mezcla estampados sin ningún pudor, utiliza jeans con abrigos de piel hasta el suelo y suele llevar el pelo recogido en esas trenzas que delatan sus raíces. Dicen que su vestidor es lo más parecido al paraíso –para los que aprecian la moda a ese nivel, claro– y los que se cruzan con ella destacan su belleza clásica y regia.

 

 

  

 

 

Dasha Zhukova

Ella cuenta que decidió asentarse en la capital francesa porque en Rusia no aprecian su talento innato para la moda y, en el fondo, el mejor lugar para dedicarse a la Alta Costura es París, el epicentro de los mejores atelieres. Junto a ella es cada vez más común ver a otras mujeres que también vinieron del frío, en busca del calor estético parisino.



Son Elena Permoniva, Miraslova Duma y Dasha Zhukova
. Todas tienen en común lo mismo: una belleza poco común, su pasión por la moda, un talento innato para lucirla y dinero para comprarla. De momento, solo Ulyana tiene su marca, pero tiempo al tiempo. Tienen en los genes otro don: el espíritu de conquista y el aguante para llevarla a cabo.

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